sábado, 29 de mayo de 2010

Hábitos.

Cada centímetro entre sus cuerpos, cada mirada cada pensamiento parecía palpable en el aire.... pero algo estaba mal.. ¿qué era? no estaba todo correcto... no era todo como debía ser...

Las miradas cambiabas... se observaban, primero con pasión, luego con amor, devoción... cansancio, aburrimiento.. dolor... envidia... odio...

Tocaban sus corazones con una ternura envolvente, un verdadero sentimiento floreciendo, y sin embargo, sus miradas decían lo contrario. "Debo pensar en mí"... lo mejor. "Tu rostro regresa a mí siempre... y todo se vuelve surrealista...". Sus miradas escapan por un segundo a su contacto. Una simple melodía sonando en el piso de abajo. "Pero se vuelve una melancolía... un odio profundo... ¿cómo vivir con algo así de por vida?".

¿Cómo.... cómo podrían hacerlo? Un verdad que no se les escapaba... pero eran como dos piezas de un complejo rompecabezas... no encajaban del todo, pero se parecían tanto...

"Tus labios... no... ya no son más que solo labios...".

Se sonrieron, se alejaron. Dejaron todo atrás. Cambiarían su hábito... pero muy en el fondo, ambos sabían, que volverían a ésa habitación como cada tarde a observarse con pasión, con odio, con amor, ternura y devoción... acariciarían sus corazones, llegarían a las mismas palabras, y, luego, se marcharían a sus vidas con el mismo pensamiento: "Mañana termino este nefasto hábito".

jueves, 27 de mayo de 2010

Cuando las imágenes se han convertido en una poderosa droga.

Sólo una tarde, sólo un segundo eterno, mirando, observando... todo tenía tanto detalle. El sol iluminando por sobre la cordillera nevada a lo lejos, las nubes avanzando lentamente, el cielo aclarándoce a cada momento un poco más. El frío me atravesaba como estacas de hielo en el abdomen, y mi aliento se convertía en una nube visible frente a mi rostro.
Todo era lento, hermoso... cerrar los ojos y disfrutar un momento aquella paz, tan lejana, tan deseada, y que no se aprovecha cuando se tiene... tan perfecta armonía... los colores, los olores, el frío y las luces que, quizás, darían un poco de calor a mis miembros congelados.
Entonces pensé que no se necesitaba ir a un museo para observar obras de arte, porque estaba ahí, siempre, a cada rato que pasaba, cada cosa que sucedía cada momento estancado, cada oración, cada olor, cada color, cada calor, cada frío, cada sensación cada ruido... todo se convertía en la obra más hermosa que el mundo ubiese conocido. Y siempre ha estado a nuestro alrededor.
Un solo momento, una sola mirada hacia el cielo... y se vé un árbol podado de la peor manera, un ave en su punto más alto observando no-sé-qué-cosa, y el sol bañándolos suavemente. Una fotografía no podría JAMÁS hacer vibrar mi cuerpo con aquella intesidad que ellos lo lograron.
Igual que una nota musical, en su punto máximo, recorre mis nervios, desencadenando una sensibilidad máxima. ¿Para qué drogarse? ¿Para qué alcoholizarse? Si lo tenemos todo a nuestro alcanse... Cada momento... como único en su especie.
¿Cómo poder describir tan maravillosas sensaciones? Sólo se pueden sentir

domingo, 23 de mayo de 2010

Ideas.


Postrado, cansado, agotado... sí, sólo la cabeza moviéndoce, la única energía para mover algo... los ojos vagando entre las películas de polvo bailoteando entre la luz y sus cortinas de blanco color ¿Blanco? Alguna vez habían sido así... quizás ahora ya fuesen amarillentas, cremosas... ¿es que eran o son? No lo sabe ¿o si lo sabe? Es que ya no sabe lo que lo que sabe , porque no sabe si realmente está viendo o está soñando.
O realmente está soñando, de lo contrario ¿Cómo podría estar observando algo tan maravilloso? Y si estuviese observando ¿Cómo podría hacerlo?.
Recordaba perfectamente la voz grave del doctor, los sollozos agudos de una mujer... mujer... sería la madre... ¿o era la mía? ¿Sería la nuestra? Si yo debiese haber estado al otro lado del planeta, con las calles de un inmaculado blanco, con chispas celestes, amarillas... luces brillantes... probablemente eran muy parecidas a las que él podía observar.
Cerró los ojos, pesados, rojizos, secos, no había nada más que observar, pensaba.

La tarde caía, y aún estaba atrapado entre el pensamiento, la realidad, el ensueño y la tristeza... tristeza ¿Por qué? ¿Qué había ocurrido? ¿Quién era él para mi? Porque al verme frente a un espejo olvidé mi propio reflejo, y luego lo observaba nuevamente entre sus dedos largos y delgados. Luego caí en cuenta de más detalles... mucho después.
Siempre regresaba tarde, a veces demorada hasta muy entrada la noche, cercano ya al amanecer. Traía bajo el brazo una bata blanca, siempre impecable, solo una vez lo ví con ella puesta, me recordó a un doctor, de estos de hospital, con sus rostros agotados.
Después me fijé en que solía dejar la bata blanca colgada junto a otra, pero esta era más pequeña, para una persona menuda y baja, probablemente una mujer. Olía igual que las flores, un olor completamente familiar, pero él no se daba cuenta de ello, quizás incluso lo ignoaba, o talvés lo evitaba con toda el alma... también a mí.
Pasaban las semanas, años y yo seguía vagando, desorientada, las veces que él se encontraba en el lugar, le seguía. Perdí el tiempo, las estaciones.
Prontamente él dejó de sostenerla, la fotografía donde aparecía mi reflejo. Dejó de colocar la bata blanca en su lugar.
Una noche se giró en la cama matrimonial con una mitad vacía, me observó detenidamente...


"¿Por qué no ta has marchado aún?".

domingo, 16 de mayo de 2010

22:16

Ese sentimiento... es tal cual tu mismo lo describes, ése que me haces sentir con tus palabras, con tus juegos y tus mimos... y en ése momento siento que lo siento, que es parte de ambos, que somos ambos, que es tal cual lo que yo siento. Pero cómo caer denuevo en lo mismo? Sí, soy débil, lo acepto. Quiero corromper al destino impuesto por otros, quiero correr a tus brazos y decirte "te amo".
Pero... y si luego olvidas lo que te he dicho? Si después de un tiempo se convierte en un hábito? ¿Y si pasa de ser un hábito a ser rutina? Como una rueda infinita, a la cual no le distingues el final... y te abruma, te aburre y te desgana... Entonces volveré a ser como las muñecas tiradas en un baúl. Y pensaré nuevamente "¿Qué hice mal esta vez?" y quizás fué demostrar todo lo que sentí de una sola vez.
Pero si no me arriesgo, no te tengo, no te sentiré jamás, volarás lejos... tan lejos... donde mis dedos no te puedan alcanzar... donde entregues tu amor... tus palabras... tus anhelos y tus fuerzas ... a alguien más.
¿Cómo puedes esperar a alguien así? Que con solo escucharte sonrie sin pensar, si... sin pensar...


Y quizás no pensar es lo que me falta... y si no pienso... cómo puedo evitar caer en el mismo error? Y entonces... vuelvo al mismo punto... arriesgo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuento nº1 de un pequeño arlequín.

Un silla, un vestido y una flor, nada más. Exactamente eso elementos necesitaba en un pequeño recodo de su mente divagante. Como un teatro del absurdo completamente lógico, claramente, podría desempeñar un papel protagónico (o algo por el estilo le había dicho el cirquero), ya que como arlequín ya no hay grandes negocios, y como payaso ya no habían lágrimas que soltar.

También había meditado la posibilidad de ser banquero, pero... bueno... realmente no le emocionaba del todo.

Quizo probar suerte en el mundo del espectáculo privado y, como ya adivinarán, no nos podemos acercar.