viernes, 16 de julio de 2010

Teatro de marionetas.


Acallar esas voces... tú que ríes, te enfadas, analizas y calculas en mi contra... vete de mí! Vete a dónde sea que naciste. Donde todos te amen, donde no me hagas daño, donde no tomes los hilos de mis manos para hacer lo que tu voluntad estime conveniente. Porque éso soy para tí ¿no es cierto? Una marioneta más. Ya es suficiente con mi máscara, el teatroe stá completo, deseabas unirte tú también? crees que necesitabamos una titiritera desquiciada, una sin escrúpulos ni culpas? Vete... sólo... déja de hacerme sentir tu pequeña marioneta.

Todas mis máscaras arregladas en perfecto orden, alfabético, forma, colores, lo que tú pidas, las tengo todas. La función no puede detenerse, y quieres continuar en ella, ¿cierto? Te gusta el teatro, yo te atraje a él... ahora no lo quieres dejar tampoco. Pero no, tú no eres yo, yo no soy tú... yo no quiero terminar con un cuchillo en el corazón, no quiero que rías del último, porque, antes de que te des cuenta... los hilos se cortarán, se enrrollarán en tu cuello, y hasta entonces dejarás de existir.

miércoles, 14 de julio de 2010

Fiestas de clase.


Con una sonrisa en el rostro, los labios de un rojo carmesí... perfecta estaba para salir. Pero el destino sabe, el destino traza caminos para quien los desee, y ella escogió.

El vestido rojo ciñendo su figura bajo el abrigo negro, el cabello recogido y los zapatos de tacón haciendo sonar sus pasos al andar sobre la loza del salón. El nerviosismo crecía en su interior, como mariposas revoloteando en el campo en plena primavera, estaba cerca, sólo debía encontrarle entre los muchos hombres del lugar.

Un mozo le ofreció dejar su abrigo.

-Busco a Dean Weird- dijo ella al mozo, el cual sonrió con amabilidad y luego le indicó con un gesto que le acompañara.

El hombre era muy elegante, con un caro perfume había llenado el ambiente a su alrededor, una cena agradable, con platos exquisitos, un vino fabuloso le recorrió la sangre de pies a cabeza, las mejillas se le habían tornado rosas en unos minutos extasiados. Vino iba, vino venía. Risas, comprometedores susurros en el oído. Todo parecía sacado de una película de lujos y vidas de altas sociedades. Luego... ¿cómo había llegado hasta ése lugar de mala muerte? Con su vestido desgarrado y lleno de barro... el maquillaje corrido y el vino perdiendo efecto sobre los sentidos.

lunes, 12 de julio de 2010

Cuento nº2 de un pequeño arlequín.


Ví un pequeño escenario, a lo lejos, muy lejos de él, un pequeño arlequín.
Le grité, no respondió. Moví los brazos, giraba con los ojos hacia el cielo. Corrí y él se subió al escenario. Me detuve en seco, comenzaba a brincar como bailando una diablada.
Entonces pensé: "¿qué tanto de arlequín puede ser un arlequín?"
*imágen de: www.andoarlequiando.blogspot.com*